Una buena opción portuguesa en la capital pacense.
Cerca de treinta y cinco años hace que el patriarca de esta familia gestionaba en la misma frontera de Caya su restaurante del mismo nombre.
Su hijo y su familia se aventuran hace cuatro a trasladar la esencia de esa cocina a la capital pacense, pero se dejan el resto del local en Portugal porque como les paso a contar el nuevo entorno no es precisamente un acogedor comedor alentejano.
Se encuentra en una buena esquina junto a una de las rotondas de la avenida de Elvas. Nada mas entrar tiene una cómoda y amplia barra donde disfrutar de buena parte de su carta. A la izquierda se accede al comedor donde se puede ver en un mostrador refrigerado con el producto fresco, no muy acertado que en el mismo se encuentren juntos la carne y el pescado por mucho film que los cubriera. No tenia mucha oferta, doradas, lubinas, almejas y las recomendaciones del día, pulpo y brochetas de langostinos con chipirones. Todo junto a una bandeja con un par de chuletones de ternera y otra con entrecot.
La sala es fría como una nave del polígono, tanto que produce un desagradable eco que si hay mas comensales de la cuenta se vuelve casi insoportable, al fondo sigue separado por una cristalera la zona que se habilito en el pasado para fumadores.
La carta comienza con los conocidos entrantes portugueses, una sopa de verduras y ensaladas. Aparecen como primeros ademas de las sugerencias comentadas gambones y langostinos plancha, sapateira, almejas a la marinera y arroz de marisco. En pescados como no podía ser de otra forma destaca el bacalao, dorado, con natas, asado a la brasa y especial de la casa. En carnes destacan las de ternera comentadas y el solomillo o presa de ibérico también a la brasa. Alguna sugerencia para niños y un interesante menú diario a un precio de 13,50 euros.
Comenzamos con un buen bacalao dorado hecho en el acto con buena patata todavía crujiente y abundante bacalao. Buenas y de buen tamaño las almejas con su clásico guiso portugués con el punto justo de cilantro. Muy buenos también los chipirones plancha, tiernos y acompañados de la clásica patata bien cocida portuguesa, todo con su habitual fondo de aceite.
Bueno el arroz de marisco bien presentado (como siempre pedir el de dos para cuatro mínimo) en bonitos recipientes de barro. Tenia frescos mejillones, patas de buey de mar y correctos langostinos en su interior. Rico el arroz, pese a ser el típico portugués de vago largo había recogido bien el sabor de todo el guiso.
Muy mal un bolo bolacha demasiado industrial, seco y sin casi nata, solo tenia galleta.
Básica carta de vinos con clásicas referencias de Rioja y Duero con algún guiño básico a los vinos alentejanos. Correcto servicio.
A lo largo de los años han sido muchos los intentos de restauradores portugueses por instalar sus negocios en la capital pacense, pero muy pocos los que finalmente han conseguido consolidarse. Este Morgado es una buena opción en lineas generales y a buen precio si tu plato principal es arroz, si no es así, ese precio se encuentra bastante por encima de cualquiera de sus homólogos en la vecina Elvas.